Complejidad en ciencia e ingeniería. Estudios socioeconómicos, socioespaciales, biofísicas y en educación de RODRIGUEZ SALAZAR, LUIS MAURICIO

El todo debe ser concebido como una forma que contiene los diferentes elementos de comunicación. Esta comunicación, lejos de anular las diferencias, les da una nueva dimensión para que cada elemento particular pueda realizarse. Así, los todos son el resultado de la acción combinada de elementos dispares y actualizan sus propias posibilidades en esta acción que forma un todo. Ningún elemento tiene significado separado del todo al que se dirige y del que se forma, pero ninguno se pierde al integrarse en el todo. Al contrario, es confirmado y realizado por él. El todo, a su vez, es razonable como ámbito de perfección de sus elementos o como elemento que forma otro todo superior.

Por tanto, comprender el significado de algo significa entender la relación entre cada cosa y el todo en el que se dirige su actividad y en el que se forma. El todo adquiere significado mediante la comunicación recíproca de los elementos y de cada uno de estos a través de sus proyecciones o totalidades. Esta paradoja se da a muchos niveles en la naturaleza y en la simbiosis de cada ser vivo con su entorno, permitiendo el desarrollo de las especies de una manera diferente y compleja.

En ninguno de estos casos, la integración en un ser anula plenamente al individuo, sino que, por el contrario, permite su realización a un nivel superior. En ninguno de estos casos se entiende el significado de la proyección del sujeto. El hombre debe leer el significado de las cosas en sí mismo y realizarlo realizándose en la comunicación con los demás. Esta comprensión de significado libera al hombre de deleitarse en su propia identidad y lo proyectará a otro de sí mismo, permitiéndole recuperar el sentimiento de pertenencia a un todo que lo compone: la comunión con la naturaleza, con la comunidad y con el universo.